DESDE ROMA

(Experiencia de MonseñorMoronta, muy interesante, vale la pena leerla. Esperamos que el conservadurismoaun tan vivo en  El Vaticano no apague la llama del Espíritu que estáhablando a las iglesias)*



Yaestamos en la mitad del camino del Sínodo. Ha sido una hermosa experienciaeclesial, donde hemos podido experimentar la riqueza de la universalidad de laIglesia. Hemos podido ver que en cada país, en cada región, en cada continentehay una Iglesia viva que busca adentrarse en las sendas de la nuevaevangelización. Poder compartir no sólo con los conocidos sino con hermanosobispos, presbíteros, religiosas y laicos de otros continentes; también poderescuchar y sentir de cerca de hermanos de otras denominaciones cristianas:desde ortodoxos hasta la presidenta de la Unión Metodista Mundial, teniendo encuenta la presencia del Hermano Alois, de los monjes de Taizé.

Seha hablado con franqueza y libertad de espíritu sobre los grandes desafíos delmomento actual que se le presentan a la Iglesia. Hace sentir que nuestrosproblemas son grandes para nosotros, pero que hay otros sitios donde lasdificultades son diversas y hasta mayores: la persecución en muchos países, porproblemas doctrinales. La situación de los cristianos en Medio Oriente y losembates del fundamentalismo de grupos islámicos, así como la vivencia de fe demuchos hermanos en situación de minorías en sus países o regiones. AméricaLatina, con las miradas puestas sobre ella, por ser continente de esperanza;mientras que la vieja Europa se hace cada vez más vieja y con menos católicospracticantes. Un Asia y una Africa que se hacen sentir con sus propuestaspastorales.

Alo largo de los primeros días nos hemos escuchado todos. Ciertamente fueronhoras agotadoras: pero había un gran interés por saber cómo se vive laevangelización en cada país y en cada región. A mi lado se sienta un Obispocopto católico de Egipto, quien con sencillez me habla de cómo deben vivir enuna sociedad que no les es amigable; un obispo rumano, que habla de cómo se vanabriendo paso luego de tantas privaciones durante la época del comunismo. Juntoa nosotros un obispo mexicano que nos relata cómo acompañar a su gente golpeadapor la violencia del narcotráfico: hace quince días le robaron el carro, cuandoiba a confirmar en una parroquia; y delante de mí, el presidente del PontificioConsejo para la nueva evangelización, de quien fuera condiscípulo en las aulasde la Gregoriana durante los estudios de teología.

Cadauno de los asistentes tiene su experiencia… pero he podido comprobar algohermoso: hay un creciente interés por la nueva evangelización, como desafío ytarea para los próximos años. El Papa nos acompaña con frecuencia y tiene lapaciencia de escuchar: sonríe y aplaude luego de cada intervención. Loscardenales se sientan igual que nosotros: sin mayores privilegios: se lesconcede la palabra, no por orden jerárquico, sino por el orden en que cada unode los asistentes la van pidiendo. Y luego, en los pasillos, antes o después delas sesiones: momento para cordializar y para intercambiar; no falta quien hagauna broma, o pida que le tomen una foto. Es común decir y oír que estamos comoen una gran escuela donde aprendemos todos de todos.

Hahabido una serie de temas que nos han enriquecido. En primer lugar, lapreocupación por descubrir lo que significa la nueva evangelización: ya no sele quiere reducir a una situación particular del momento; es considera como latarea de la Iglesia cual respuesta a los interrogantes del momento. Dentro deesa perspectiva, comprobamos que todos somos protagonistas de la nuevaevangelización. Se ha puesto mucho el énfasis en el papel de los laicos: serepite el interés por los laicos; y por su formación, por sus trabajos en mediode la sociedad. A esto se añade, el interés por los catequistas, como grandesresponsables de la transmisión del evangelio de Jesús. La importancia de lavida consagrada, así como de los Obispos, sacerdotes y diáconos permanentes.

Haytemas que se hcen reiterativos: la parroquia, presentada como comunidad decomunidades; las comunidades eclesiales de base, cual instrumento de nuevaevangelización. En este sentido, el aporte de los países de América, de Asia,Africa y de la Europa del Este ha sido clave: es como un instrumento quegarantizará el futuro de la evangelización y, por tanto, de la misma Iglesia.La preocupación por la catequesis, sobre todo en la línea de la iniciacióncristiana. Esta no se reduce sólo al ámbito de lo sacramental, sino que sepropone que se le considere como el proceso de crecimiento en la fe y en lapuesta en práctica del encuentro con Cristo. La Palabra y la Eucaristía,ocupan, entonces el puesto central para todo esto.

Nose ha dejado de hablar de la educación, como ámbito de la nueva evangelización,con especial referencia a la escuela católica y a la universidad. Sin dejar dehablar de la familia, se ha mostrado una gran preocupación por las situacionesque la golpean o la atacan. Los jóvenes han ocupado un puesto privilegiado enlas reflexiones de los padres sinodales: son ellos agentes de la nuevaevangelización. Se ha destacado la importancia de las Jornadas mundiales de lajuventud. Los pobres no han pasado desapercibidos: la opción por los pobres esuna característica de todo cristiano y encuentra en la fe en Cristo su raíz;por eso, es algo propio de los creyentes. En esta misma línea la temática de lacaridad es obligante: con sus diversas expresiones. La Doctrina Social de laIglesia y los compromisos concretos en cada país nos sirven de marco dereferencia.

EnEuropa se tiene mucha aprehensión hacia el secularismo y el relativismo ético:se percibe el alejamiento de Dios y de la Iglesia por parte de numerososcreyentes. Es un reto que hay que vencer con la mirada de fe puesta en Jesús, ycon una acción misionera decidida. Se nos invita a abrir los ojos en todosnuestros continentes; pero también a no tener miedo.

Hemoscomenzado una nueva etapa del trabajo sinodal: elaborar las proposiciones quese le presentarán al Santo Padre. No hay un número predeterminado; pero pareceque serán las suficientes para enriquecer la reflexión y la acción pastoral detodos. Desde cómo definir la nueva evangelización y cuál es la líneateológico-pastoral propia de ella hasta las respuestas pastorales que hay quedar, para hacer de los agentes sujetos activos de la nueva evangelización tantodentro de la Iglesia como en el mundo.

Elinicio del Año Santo y los 50 años del Concilio han servido de gesto introductoriopara todo el trabajo sinodal. La oración de cada día, la eucaristía, elcontacto con la Palabra y el sabernos hermanados por la misión… eso y mucho máshacen de esta experiencia un motivo de esperanza y de alegría. Espero podercompartir con todos las diversas experiencias de esta segunda parte del Sínodoque ha comenzado. La fraternidad y la amistad de todos los asistentes hablan dealgo que debe caracterizarnos a todos en la Iglesia: estamos unidos por elmismo Señor, con una misma fe y un mismo interés, el de anunciar el evangeliode Jesús. Han sido días de intenso trabajo… pero también como si se hubieraprogramado unos ejercicios espirituales: hay un enriquecimiento particularmenteespecial, pues  se hace sentir en todo momento la presencia del Espíritudel Señor.

Atodos los tengo presentes en mis oraciones… No se olviden de orar por todosnosotros. A ,o mejor la síntesis que presenté no incluye otras cosas… pero síquiero decirles a todos que el Señor ha estado grande con su Iglesia, por eldon maravilloso de este Sínodo. Todos estamos conscientes de que saldrán cosasmuy buenas para nuestra Iglesia y para la humanidad. Por lo pronto, tenemos laseguridad de que, aunque tengamos miles de dificultades, como cuando se dio elepisodio de la tempestad calmada, Él no ha abandonado ni abandonará la barca dela Iglesia.

Diosnos bendiga y nos colme de su gracia. Amén

+Mario Moronta R., Obispo de SanCristóbal.
18 de octubre de 2012, Fiesta del EvangelistaLucas.


*Enviado por Numa Molina, S.J., párroco de la iglesia San Francisco de Caracas y catedrático de la Universidad Gregoriana de Roma 

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